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Respuesta a: Baños Tepeyac

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Mi primera visita a los Tepeyac parte I:

Estaba una tarde saliendo de la Central del Norte y recordé que había leído sobre ese vapor en la vieja web.

Ese día fue uno de los más divertidos hasta ahora en ese tipo de lugares, les cuento:

Tomé un Uber con dirección al vapor, en auto está muy cerca. Mientras tanto, le mandé mensaje a un amigo para avisarle que estaría en ese lugar (al ser la primera vez y no conocer la zona tuve algo de desconfianza).

Al entrar, te asignan un vestidor pero no te entregan la llave; así que preparé mi pequeña bolsa de baño con todo lo necesario para la diversión (Jabón, shampoo, estropajo, condones, lubricante, etc.) y me dispuse a la acción.

Caminé hacia las regaderas, que son una habitación mediana con las duchas en los muros y el espacio del centro es para los masajes y para sentarse.

Me empecé a bañar, note que aunque en su mayoría es visitado por gente mayor (cosa no me molesta en absoluto, al contrario), hay un poco de todo para todos gustos.

Del vapor general salió un amigo que tenía un par de años sin ver, nos saludamos y el encontrarlo ahí me lleno de ánimos puesto que tenemos los mismos gustos en cuanto a hombres: Adultos jóvenes, señores o maduritos tipo oso.

Así que, su presencia ahí era garantía de la calidad del servicio.

Nunca había visto desnudo a mi amigo pero inmediatamente note que la competencia sería difícil: Él, de 35 años, complexión media, marcado, cabello castaño y ojos miel. Una verga circuncisa medio morenita que le colgaba bastante larga, gruesa y medio erecta.

Después de charlar un rato, llegaron a las regaderas algunos hombres bastante atractivos, en concreto un par de chicos llenitos, peludos, barbones y con excelente actitud.

Mi amigo y yo entramos al vapor general detrás de ellos y cada quien hizo su luchita por ligar al que le gustó.

Afortunadamente, cada quien escogió a uno diferente. El mío, un chico treintón, moreno, robusto, con el cuerpo cubierto de vello, grueso y duro como alambre, negro azabache.

Ni tardo ni perezoso nos besamos un poco y empecé a mamarle la verga, deliciosa, gruesa y peluda; gordita y cabezona. Cómo el chico ya se había bañado por completo antes de entrar al vapor me animé también a mamarle el culito.

Al parecer, nos agarramos el ritmo muy rápido y él se acomodaba rápidamente ante cualquiera de mis gestos para seguir haciendo travesuras con sus cuerpo.

Mi amigo, quedó justo a mi lado y estaba dándole un servicio especial a su osito; quién estaba igualmente mamándole el culo para ir al siguiente paso.

En ese momento, el espíritu del erotismo se apoderó por completo de mi, sin decirle nada a mi amigo me enfoqué en hacer gemir de placer al gordito que me tocó; haciéndole la competencia a mi amigo.

Abrí las nalguitas de mi osito y mi lengua escrutó todos los pliegues de su ano. Moví la lengua de todas las formas y todos sentidos, y sentí como aumentaba las palpitaciones de su hoyo.

En ese momento me di cuenta que estábamos listos, pero aún quería hacerlo gemir más. Le metí los dedos para masajear un poco su próstata y asegurarme que ya estaba dilatado por completo; sin deja de lamerle las nalgas y acariciar su verga que ya estaba completamente babosa y chorreante.

Mi amigo ya estaba en lo suyo, agarró del pelo a su oso mientras se la metía con movimientos rápidos y bruscos, los demás los observaba masturbándose, acariciandolos y besandolos. Yo me enardecí y me puse el condón para seguir en la competencia.

Un poco de lubricante fue suficiente para empujar por fin mi verga hasta el fondo de los intestinos de mi ligue en turno, él ya lo estaba pidiendo a gritos – ¡Métemela, métemela toda! ¡Más duro!-.

Tenía un culo riquísimo, calientito y apretado; el palmeo de sus nalgas y el eco de sus gemidos cada vez me excitaba más. Al mirar un poco a mi alrededor, mi amigo estaba mamando dos vergas mientras seguía cogiéndose al otro gordito.

Después de cambiar un par de veces de posición, mi osito decidió tomar el control de la situación, me recostó en el piso y me empezó a exprimir la verga para que por fin pudiera llenarlo de leche.

La gente hizo una rueda en torno a nosotros, no dejaban de observar, masturbándose y besándose. Nunca me había tocado ser el foco principal de ese tipo de espectáculo y mi gordito lo estaba haciendo tan bien que no tarde mucho en esa posición. Eyacule con violencia estrujando mis manos en su espalda velluda, como la de un animal salvaje.

Él, se había venido unos momentos antes con un último gemido de placer…

Me sentí un poco mareado y recobre un poco la cordura, hacía tiempo que no me dejaba embriagar tanto por la pasión.

Salí del vapor a bañarme y tomar un poco de aire, después; mi gordito salió también, se sentó junto a mi y empezamos a charlar un poco.

Yo tenía la boca seca, así que pedí una bebida, una sangría preparada.

Mi sorpresa fue enorme, una de las mejores bebidas que he probado en estos lugares.

Tenía el sabor de la victoria, de haber coincidido con un chico tan atractivo y que la situación se hubiera dado de manera tan deliciosa.

El osito se despidió después de un rato y corrió a bañarse rápidamente, sin dejar de seducirme con sus movimientos en la regadera, después; mi amigo salió con la misma cara que yo, pero se despidió rápidamente puesto que tenía prisa para atender otra cita.

Descansé unos 20 minutos en las bancas de las regaderas y estaba a punto de tomar mis cosas para regresar a casa.

En eso, entró otro chico. Yo lo había visto un par de veces en el metro y nos habíamos manoseado. Siempre le tuve muchas ganas pero nunca se había prestado la ocasión.

Treintón igual, moreno, robusto, velludo y con sombra de barba, ya medio pelón lindo y más chaparrito que yo; pero con una actitud de activo de esos que nomás las abres las nalguitas solo por su mirada. Su verga, de esas que tienen la cabeza chica pero se van ensanchando hacia la base.

Después de unos coqueteos con la mirada mientras él se bañaba, entro al vapor.

Y esa es otra historia, así qué; sí les gustaría saber que fue lo que pasó, escriban algún comentario y no dejen de escribir sus relatos en este maravilloso lugar también.

Un abrazo a todos y «¡A coger y a mamar que el mundo se va a acabar!».