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Baldío Pintores Mexicanos

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  • #109498
    hefraperez
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    LUGAR: Baldío Pintores Mexicanos

    Conoce el lugar: Baldío Pintores Mexicanos

    Tema del Lugar: Experiencias, Consultas, etc
    Baldío Pintores Mexicanos

    Tema de Encuentros del Lugar:
    [Encuentros] Baldío Pintores Mexicanos

    #109581
    hefraperez
    Participante
    Puntos: 603

    Pensé que sí había publicado relatos de este sitio, pero al parecer no. Durante el tiempo de contingencia solo fui una vez con un tipo muy insistente de WhatsApp, que quería que le enseñara el lugar. Por cierto el cabrón me había mandado una foto suya (un tipo delgado, nalgón) y resultó ser un gordo muy moreno, mezcla de Juan Gabriel y Paquita la del Barrio (guácala).

    No sé ni por qué le seguí la corriente. Caminaba como señora embarazada. Pero bueno… ya estando ahí recorrimos el lugar y junto a la lagunita se la sacó y se la jalé hasta deslecharlo (pito chico y en forma de cono). Creo que ha sido de las experiencias no más desagradables pero sí incómodas, por eso lo corto del relato.

    #109582
    hefraperez
    Participante
    Puntos: 603

    Fui el pasado lunes 10-mayo-21 al terreno de Pintores. Había muchísima gente junto a la Aurrerá por lo de la vacuna COVID. Fui a eso de las 6:30 pm. El día estaba muy nublado y no tardaba en llover. De hecho, al llegar a la lagunita no se veía nadie, quizás por ese motivo.

    Di varias vueltas por el lugar, pero no pasaba nadie. Al estar cerca de la instalación de Veolia, vi que alguien venía bajando por el cerro. Era un muchacho delgado, alto, vestía pantalón de mezclilla, pero muy ajustado y caminaba afeminado. Me acerqué al punto donde iba a pasar y vi que era como un farruco (cholo moderno), alto, delgado, chacalón, la neta sí se le veían piernas ricas y nalguitas sabrosas con ese pantalón. Iba con el pelo rapado y teñido como de gris. Estaba guapo, pero caminaba afeminado. Me vio y yo me agarré el paquete para que notara mis intenciones.

    Se fue por el camino que rodea la lagunita y lo seguí. Ya llegando al final del camino se detuvo y se regresó. Cuando pasó junto a mí lo saludé, volteó a verme y de inmediato se puso de espaldas a mí y me ofreció su culito, me lo restregó en la verga por encima del pantalón.

    -¡Qué rico, mi rey!, Vámonos más para allá- le dije mientras le apretaba sus nalguitas y le daba un agarrón de verga. Ya se le estaba parando también.

    Me dijo que lo siguiera y nos fuimos a un lado de la instalación de Veolia. Pasó el primero y se asomó. Ya estaba algo crecida la hierba. Pensé que nos íbamos a ir a la parte de atrás, pero dijo este chavo que estaba muy feo el lugar, así que nos quedamos ahí a un lado. Llevaba su cubrebocas el vato, pero cuando nos pusimos ahí se lo quitó. Salvo por su forma de caminar, pero se veía varonil, cara masculina, barbita rasurada y con muchos tatuajes en los brazos. El wey me agarró la verga por encima del pantalón y me la saqué para que me masturbara.

    – ¿Te gustan los besos? – le pregunté. Me dijo que sí y me acerqué a él para besarlo. Besaba tímido, sabía a tabaco, creo que estaba fumando en el camino. Entonces el wey se desabrochó el pantalón y se sacó su verga también. El vato era moreno claro pero su verga estaba más blanquita, la tenía más grande que yo, gruesa y bien peluda. Su vello púbico negrísimo, se me hizo raro ver vello tan oscuro y me dio mucho morbo. Se la agarré para masturbarlo y le levanté la playera para mamarle su pezón café y grueso.

    -Ahhh- gimió el cholito mientras le mamaba el pezón. Me excitó escucharlo, así que me bajé a mamársela.
    -Ahhh- volvió a gemir más fuerte. Entonces se la mamé más profundo para darle placer.
    – ¡Ahí viene alguien! – me dijo. Se guardó la verga y se subió el pantalón.

    Se fue rápidamente y volvió a subir el cerro en dirección a la Aurrerá. Me hizo señas desde lejos pero no supe si quería que lo siguiera o eran señas de que lo esperara y volvería en un rato. Me quedé en el lugar, caminé y di varias vueltas, e incluso me topé a otros vatos pero no se dio nada más.

    De rato veo que nuevamente viene bajando este farruquito por el cerro, pero se queda a la mitad, debajo de un huizache ¡y se saca la verga!, ¡así, a medio cerro! Me excitó su exhibicionismo. Quienes vivieran en las casas que se ven a lo lejos por el Palomino lo iban a ver y aún así estaba este sabroso chacal con sus piernas torneadas y su verga bien parada, jalándosela para que me acercara.

    Mordí el anzuelo y me dirigí con él. Al llegar, sin decir palabras me hinqué y me la metí a la boca de nuevo. Ya la tenía bien parada, dura y caliente por estársela jalando. Yo estaba tan excitado por lo sabroso del vato y por el exhibicionismo. El cholito solo miraba hacia todos lados vigilando que nadie pasara.

    – ¡Ahí viene una vieja! – dijo con sorpresa. Se volvió a guardar la verga y se fue caminando de nuevo cerro arriba. Volteé hacia atrás y venía una mujer en un coche caribe subiendo el cerro con dificultad, rumbo a Pintores Mexicanos. El cholito siguió subiendo el cerro y yo lo seguí, con el pito bien parado debajo del pantalón.

    Llegamos a la parte más alta de la loma, justo detrás de la Aurrerá. Había muchos arbustos y huizaches espinosos. Estaba ahí un hombre, como de unos 25 años, parado, viendo el panorama. No parecía a primera vista que buscara faje.

    Entonces este farruquito se paró a unos 10 metros de él y se volvió a sacar la verga y a masturbarse. Sólo lo tapaba un huizache pequeño, pero fácilmente podía verlo el otro chavo si volteaba a la derecha. Me asusté un poco la verdad y al llegar con este cholito le hice señas para que se diera cuenta que nos podían ver, como diciendo “Ve wey, ahí esta un vato, nos van a ver”.

    El cholito me hizo señas de despreocupación, como diciendo “viene a lo mismo, no hay pedo”. Así que yo me acerqué nuevamente y volví a hincarme para chupar de sus mieles de macho. Le bajé más el pantalón y le chupé sus huevos pequeños. Tenía un culito muy duro, le bajé el bóxer y así, estando de pie lo volteé. ¡Pinche culito más hermoso!, lampiño, moreno, paradito y bien duro. Le di unas lamidas, me ensalivé un dedo y exploré su rajita para buscar su ano. Casi no tenía vello y lo encontré. Le di una pasada de lengua por su rajita y luego volví a mamarle la verga mientras con el dedo ensalivado estimulaba su ano.

    No supe si el otro vato se nos quedó viendo, yo estaba tan excitado y concentrado en darle placer al farruquito. Lo chupé y dedeé hasta que se vino en mi paladar. No me despegué de su verga hasta que él solo me la sacó, despacio.

    -Voy a la Aurrerá- me dijo en voz baja y algo serio. Se subió el pantalón y se fue por el camino. Yo volteé a escupir su leche (no trago semen) y volteé a la derecha, para ver si aún seguía el tipo de hace rato. Iba bajando el cerro en dirección a la lagunita. Yo aún seguía excitado y decidí seguirlo, pero justo cuando llegó al punto más bajo, volvió a subir el cerro rumbo a la Aurrerá.

    -Vato mamón- pensé. Tal vez andaba de curioso y nada más andaba viendo, o le dio miedo y me evitó. Volví a subir el cerro, pero el wey ni me volteó a ver, así que rodeé el camino para irme a la Aurrerá a lavarme la cara y la boca e irme. Cuál es mi sorpresa que detrás de un huizache, a menos de 20 metros de donde se veía la fila de las personas en la vacuna, estaba una pareja (hombre y mujer) ¡teniendo sexo oral! Estaba la mujer, joven, delgada y morena, de pelo rubio teñido sentada mamándole la verga a un hombre chacalón, con gabardina gris y más viejo que ella, como de unos 45 años. El hombre le platicaba cosas para disimular, pero la tenía bien calladita con el pito en la boca.

    Me dio morbo y sorpresa, pero no quise interrumpirlos y rodeé por otro camino para salir a la Aurrerá. Fui a los baños y me masturbé hasta deslecharme. Me limpié y me fui. Qué rica experiencia.

    #123281
    hefraperez
    Participante
    Puntos: 603

    El pasado viernes 5-nov-21, fui a los baños de Villateresa, como a la 1 pm, pero después de haber salido insatisfecho, fui al baldío de Pintores Mexicanos, pero ya en la tarde, como a las 6 pm. Ya empieza a oscurecer en este horario.

    Mientras iba caminando calle abajo detrás de la Aurrerá, vi a un chacalito de esos que juntan basura, husmeando en un contenedor y luego caminando también calle abajo. “Ojalá no vaya para el baldío también, no me late este vato” pensé.

    Cada vez el baldío se va haciendo más pequeño. A lo lejos se ve un fraccionamiento nuevo que ha absorbido más espacio de ese lugar, a comparación de la última vez que fui, creo que se llama Villas de don Antonio esa colonia nueva.

    Al llegar al final de la calle, para dar vuelta a la derecha al camino de terracería, vi que el chacal de hace rato se metió al baldío. “¡Rayos!”, pensé. Esperé unos 2 minutos en la esquina de la calle, para que se adelantara lo suficiente el chacal y no tener que topármelo en el camino. Entonces yo seguí caminando hacia el baldío. Mientras iba bajando, pensé en que había sido mala idea ir vestido como iba (llevaba camisa de manga larga blanca con cuadros y zapatos de vestir) demasiado vistoso para ir a ese lugar. Pensé en regresarme, pero ya estaba ahí, sólo esperé que no fuera a pasar nada malo.

    Al llegar casi a la lagunita, debajo de un mezquite a la izquierda del camino vi al chacal de hace rato. Estaba dando la espalda, al parecer orinando, pero más bien se la estaba jalando. No le hice caso y seguí caminando, pasé la instalación de Veolia y seguí caminando derecho, en dirección a la colonia nueva. En el cruce de caminos sólo vi a un chavito de unos 18 años cruzar en bici camino arriba, hacia donde está una torre de agua. Luego, volteé hacia atrás y venía otro chacal hacia donde iba yo. Me dio un poco de nervios porque por mi ropa tal vez pensaría otra cosa y me iba a asaltar, así que seguí caminando derecho, hasta perderlo de vista.

    Esperé un momento y luego me regresé por el mismo camino, hacia la lagunita, pero ya no vi a nadie. Crucé el camino que rodea ese lugar, caminé por los escondites del otro lado del charco y no vi a nadie, pero justo antes de regresarme, vi a alguien que caminaba con timidez, cuesta abajo, desde el lado de Villas de Ntra. Señora. Era un chavo de unos veintitantos años, con una sudadera como roja desteñida con rayas negras.

    Caminé más despacio para que él se adelantara primero (no me gusta que vayan a mis espaldas, para evitar asaltos). Justo cuando llegué casi a la esquina de la lagunita, vi que este chavo se cruzó con alguien en el camino. Un hombre con cachucha negra y en bicicleta. Pensé que era el chavito de bici de hace rato. Ambos se dijeron algo y se fueron por entre el pasto seco crecido, bajando el camino, cerca del barranco que está por ahí.

    Me dio muchísimo morbo, quise ir detrás de ellos, pero con los zapatos de vestir de suela casi lisa, era peligroso ir por el pasto resbaloso y me podría caer, así que mejor di otra vuelta alrededor de la lagunita, para ver si veía a alguien más, pero no encontré a nadie.

    Me ganó el morbo, regresé a donde se habían metido estos vatos y alcancé a ver la cabeza del vato de cachucha, así que me fui bajando el camino, con mucho cuidado y algo de nervios. Cuando llegué a su escondite me excité muchísimo por lo que vi: estaban los dos de pie, con la verga de fuera, masturbándose, separados uno de otro, como esperando que llegara alguien más. Lo más probable es que los dos fueran activos y ninguno quería ceder para satisfacer al otro.

    El de la bici era un señor moreno, delgado, chaparrito. No era el chavito de la bici que vi hace rato. Pero lo que me sorprendió fue el pitote negro que se cargaba, fácil de unos 20 cm semi flácido. El otro era un chavo güerito, de unos 22 años, que también traía buena verga, de unos 15 cm, muy blanca y sin circuncidar.

    -Qué rico pitoteee…- dije en voz baja, muy excitado, mientras me acercaba al señor moreno y le agarraba semejante vergota. Con la mano izquierda me acerqué al chavo güerito y le agarré su verga también.
    -Espérate- voy a ver si no viene nadie, dijo el señor, se guardó la verga y se fue camino arriba (mala suerte, me dio muchísimo morbo estar con ellos dos y lo que podríamos hacer)

    Me quedé con el chavo güerito, se la seguí jalando, me agaché a olérsela (no olía mal), le bajé más su bóxer y le empecé a chupar los huevos mientras lo masturbaba, luego me metí su verga a la boca y se la mamé a fondo. El chavo me la empujó despacio, de atrás hacia adelante. Me agarré de sus nalguitas para que me la metiera más a fondo. Luego me puse de pie y le levanté la playera para mamarle sus pezones. Es como mi ritual, ver los pezones de los vatos y chuparlos. El vato tenía unos pezones chiquitos, casi ni podía mamárselos, así que mejor me acerqué a su oído:

    -¿Tienes vieja?- le pregunté
    -Si…- me dijo con seriedad.
    -¿Tienes condón?- le pregunté
    -No…- dijo nuevamente con seriedad.
    -¿Quieres rozarme la verga en las nalgas, sin meterla?- le propuse
    -A ver… – dijo

    Ya estaba casi anocheciendo, teníamos poco tiempo. Además, como los dos éramos de piel clara, en lo oscuro seríamos visibles. Me bajé el pantalón a las rodillas, mostrando mis nalgotas lampiñas, le di la espalda y me puse de rodillas, con los codos pegados en el suelo y mi culo paradísimo, ofreciéndoselo. Junté mis piernas para que el vato se pudiera poner de rodillas detrás de mí, con las piernas abiertas. Lo vi agacharse de reojo y sentí su verga caliente rozar por entre mis nalgas, me la arrimó y me dio varias embestidas, simulando la penetración. Yo moví mi culo hacia atrás para que chocara con sus huevos a cada embestida que me daba.

    Después de algunos movimientos, el vato se detuvo y se quedó de rodillas. Entonces estiré mi mano para sujetarle la verga y darme de golpes con ella en mis nalgotas y pasarla por en medio de mi rajita, de arriba hacia abajo (sin penetración). Como que el vato no andaba muy inspirado o tal vez ya se iba a venir. Se puso de pie y yo me volteé para seguírsela mamando. Luego me puse de pie también.

    -¿Unos besillos o qué?- le propuse
    El vato como que pensó un momento, luego se acercó y me besó en la orilla de los labios, pero yo bien excitado lo besé como se debe, primero probando uno de sus labios y luego el otro. Tenía labios finos, a diferencia de los míos. El vato se estaba masturbando mientras lo besaba. Después de algunos besos superficiales, por fin sacó la lengua y nos dimos unos besos bien ricos y excitantes. Unos momentos después, el vato se despegó y se empezó a deslechar sobre el pasto seco. Eso me excitó muchísimo, así que yo también me la jalé y terminé unos momentos después de él. Le di papel y me acerqué a darle un beso otra vez, pero como que se le había ido ya el líbido, así que no me correspondió, se subió el cierre y se fue. Yo terminé de limpiarme. Por el camino se escuchó pasar a alguien, parecía ser una muchacha, así que me agaché sin hacer ruido y esperé a que se alejara.

    En cuanto se fue, me subí el pantalón y me fui del lugar, camino arriba, para asearme en los baños de la Aurrerá y retirarme.

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