Chavobi

Yo una vez pasé por las vías, pero no me atreví a entrar. Considerando que hay muchísimas fábricas por el área, ¿creen que los trabajadores jalen?.

Pasé caminando por todas las fábricas y vi mucho ambiente masculino, no me sorprendería que hubiera desmadre por ahí. Si alguien sabe de un lugar seguro, ¿me puede decir cómo llegar?, por favor.

Una vez que haciendo cruising en el metro, me estaba manoseando con un chavo, pero había un señor mayor de traje que quería unirse, aunque no le hicimos mucho caso.
Como había ido al metro exclusivamente a eso, ya iba casi al final de la línea y decidí regresar.

Me bajé del vagón y el señor me siguió, al principio me asustó un poco porque no sabía sus intenciones, por lo que lo iba ignorando. Como no le hacía caso, me empezó a hacer «psst psst, oye, oye». Me puse nervioso y no le iba a hacer caso, pero me alcanzó y me dijo: «Oye espérate, hay que seguirle». Le dije que no podía y me empezó a insistir.

Cuando me iba a ir, me dijo: «Traigo $200, nada más para acariciarnos», la verdad sentí mucha pena, pero el siguió insistiendo: «Ándale, nada más para acariciarnos». Al final el señor se fue medio triste y yo me sentí muy apenado, yo no quería dinero ni que me rogara, pero fue un momento incómodo para ambos.

La verdad yo sí le ofrecería dinero a un hombre que me guste.

La relación con mi papá nunca ha sido muy buena, siempre me distancié de él porque pensaba que era un hombre sin chiste y al que no podía querer tanto, aunque ahora me arrepiento. Siempre estuve más apegado a mi mamá y eso resaltaba aún más las diferencias entre nosotros.

El siempre me quiso enseñar a comportarme como «hombrecito», pero yo nunca le hacía caso, siempre fui medio jotillo en ese aspecto. No decía groserías, no me gustaba hablar de mujeres, no me gustaba ayudarle a hacer reparaciones, no me gustaba el futbol, etc.

Mi despertar sexual fue muy temprano y mi gusto por los hombres aún más. Recuerdo que me daba morbo verle el pene cuando nos bañábamos porque me parecía bonito: tenía huevos muy grandes y peludos, el tronco grueso, y el glande cabezón y rosa oscuro. Me acuerdo mucho que me insistía mucho sobre como debía lavarme el pene y me explicaba que el suyo estaba circundado y rodeaba con su dedo toda su cabezota. Lo hacía casi siempre que nos bañábamos, por lo que conocía su pene muy bien.

Cuando iba a la secundaria, mi familia y yo íbamos a ir a la playa por un fin de semana y yo estaba tan emocionado que no podía dormir, para mí el porno gay ya era de los más normal y me puse a verlo hasta que llegó mi papá de trabajar. Mi papá y yo dormíamos en la misma cama, por lo que, cuando ya era hora de dormir, me acosté junto a él, todavía caliente por el porno, y se me ocurrió una idea muy morbosa.

Quería tocar un pene de a de veras y tenía uno justo al lado de mí, lo pensé por mucho tiempo y finalmente comencé a tocarlo por encima del pantalón. Estaba un poco confiado porque mi papá ronca mucho y me podía dar cuenta muy fácilmente si despertaba. Después de un rato supe que necesitaba sentirlo y sobretodo quería mamarlo.

No quería desabrocharle el pantalón para que no me descubriera, entonces le baje el cierre e intenté meter la mano por debajo se su trusa gris, pero solo podía sentir su bello púbico. Él es gordito y eso hacía todo más difícil. Como pude junté valor para meter la mano por arriba del pantalón y sentir su verga.

Su panza me estorbaba mucho por lo que tuve que meter mi mano con mucha fuerza. Cuando lo hice el dejó de roncar y se quedó quieto, como si se hubiera dado cuenta de todo lo que estaba pasando en solo unos segundos. Me dio mucho miedo y no sabía que hacer, mi mano estaba muy apretada y si quería sacarla tenía que hacerlo con la misma fuerza con la que la metí. Lo único que se me ocurrió fue quedarme quieto hasta que se durmiera, pero obvio eso no pasó. Comenzó a respirar muy rápido con los ojos cerrados y era obvio que estaba tan nervioso como yo.

En lugar de darme miedo, eso me calentó mucho. Si no había hecho nada hasta ese momento significaba que no lo iba a hacer después. La calentura me ganó y ahora lo comenzaba a tocar descaradamente y más rápido, logré jalar su pene flácido hasta que se asomó por arriba del pantalón. En cierto momento él no pudo disimular más su cara de miedo, tristeza, vergüenza o no sé, y la calentura se me bajó de inmediato. Me sentí el peor hijo del mundo y le saqué mi mano con un poco de trabajo y él de inmediato se dio la vuelta dándome la espalda.

A diferencia de las historias que he leído, el nunca tuvo una erección, el estuvo consciente todo la mayor parte del tiempo y no me mostró ninguna señal para seguir.

El día siguiente tomamos carretera para ir a la playa y yo tenía mucho miedo de que me acusara con mi mamá. Cuando llegamos a la playa un taxista nos guió a un hotel, y por cuestión de precio, mis papás eligieron una habitación con dos camas.

Mi mamá y mi hermana durmieron en una y a mí me tocó con mi papá. Yo sentí muy feo porque durante todo ese rato que estuvimos en el hotel, él trataba de no quedarse solo conmigo y ni siquiera me veía a los ojos. Cuando llegó la hora de dormir el estaba con cara de enojado y se acostó dándome la espalda, hacía tanto calor que todos nos dormimos en traje de baño. Yo estaba asustado y a la vez enojado porque según yo no había hecho algo tan malo (era bien tonto en esos tiempos). Un rato después el se despertó y quedó boca arriba, entonces, para «vengarme» de su actitud conmigo, fingí que tenía ganas de ir al baño y me pasé del lado de su cama para llegar a la orilla, rozando cínicamente su pene con mi mano. Él dio un salto, pero ya no me dijo nada.

Duramos como 3 días en la playa y luego regresamos a la casa. Con el paso de los días el regresó a su actitud «normal», pero ya nunca fue el mismo conmigo.
Durante mi adolescencia me cacharon muchas veces viendo porno gay y masturbándome, mi único amigo era afeminado (y pensaban que era mi novio), por lo que la relación con mi mamá y mi papá se deterioró mucho.

Un día después de una discusión muy fuerte con mi mamá, yo estaba en el carro con mi papá, y con mucho valor y con la voz entrecortada me dijo: «Eres jotito, ¿verdad, hijo? Dime, yo no le voy a decir a tu mamá» Él me dijo, con los ojos llorosos, que me quería sin importar que me gustaran los hombres. Ahí fue cuando me sentí horrible y como si fuera un enfermo porque era gay.

Tenía mucho miedo de que recordara que lo había manoseado y me lo echara en cara, pero eso no pasó. Aunque yo tenía ganas de contarle todo lo que sentía, los sentimientos que estaba guardando, la soledad que sentía, etc. Le dije que no.

El se alegró mucho y se secó las lágrimas, mientras yo me sentía destrozado por su alegría. Actualmente sigo en el clóset, tengo que disimular en mi casa mis preferencias, aunque es un secreto a voces que me gustan los hombres. Mis papás y yo disimulamos para no tener más problemas.

Personalmente me hubiera gustado que no hubiera pasado lo que pasó, pero los relatos de incesto gay me siguen pareciendo de los más calientes que hay.